Me como mis emociones, esa es la frase que creo que es más representativa en muchos de los casos en los que he tratado floralmente a personas con ansiedad por la comida.
No voy hoy a entrar en un post de nutrición física porque para eso ya hay miles de blogs de grandes expertos/as en los que te asesorarán de cómo has de comer, cuándo y el qué.
Son muchas las causas por las que una persona puede tener ansiedad por la comida:
- Por cuestiones hormonales (por ejemplo menopausia).
- A causa de algunos medicamentos.
- Si se está deprimida, aburrida o con baja autoestima.
- En casos de estrés.
- Cuando emocionalmente estamos pasando por una época complicada, etc
A veces algunas de estas causas se intercalan entre ellas y tienen un efecto de círculo vicioso del que cuesta salir, por ejemplo:
Estoy deprimida/estresada y como. Si como me siento culpable. Al sentirme culpable me vuelvo a deprimir y vuelvo a comer…y así vamos continuamente iniciando el círculo una y otra vez.
Son muchos los momentos en los que preferimos “tragar” con esas circunstancias para “no crear problemas” o porque no podemos expresar lo que sentimos. Lo malo es que ese “tragar”, en realidad se nos “atraganta”, tanto a nivel emocional como físico.
Eso es lo que le pasó a una persona que me entró por consulta hace ya un tiempo por un problema de ansiedad por la comida.
– “Rosa, necesito parar esto, no puedo seguir comiendo como si no hubiera un mañana, porque además, ni lo disfruto”.
Ángeles, siempre ha sido una mujer sin grandes problemas de sobrepeso, pero desde hace un tiempo tiene muchos problemas para mantener el peso.
Me cuenta que cuando está en un momento de bajón o de estrés se da atracones de comida (generalmente por la noche).
Cuando le pasa, entra en el círculo vicioso que te comentaba anteriormente de:
Emoción no gestionada + atracón + culpa + depresión + volver a comer con ansiedad…y vuelta a empezar.
Estábamos hablando de todo ello en una asesoría cuando en la videollamada se pasó por delante un precioso gato rubio, súper cariñoso y ella me dice…“Mira, Rubius es como yo, se vuelve loco por la comida…tiene mucha ansiedad y cuando no come se pone de mal humor”.
¡Vaya, que causalidad!, ¿verdad?
Le pregunto si su gato siempre ha tenido problemas con la comida y me indica que, si bien siempre ha sido comilón y tranquilo, es desde hace un par de años que está muy “ansioso y exigente” con la comida.
Cuando llega la hora de su latita, la quiere al momento, profiriendo maullidos excesivos y muy elevados.
Así mismo, cuando Ángeles abre la nevera, se pone delante de ella exigiéndole que le de cualquier cosa…incluso a llegado a meterse, literalmente, dentro de la nevera.
Menuda simbiosis humano – felina
Hace dos años y medio que a Ángeles la han despedido, a parte ha tenido problemas con algunos familiares y ha roto con su pareja de más de cinco años. ¡Todo se la ha juntado!.
Comer se ha convertido para ella en un me trago lo que no me gusta, pero lo compenso generalmente con algo dulce, muy calórico y a altas horas de la noche porque es cuando mi cerebro está más relajado, pero a la vez me permite recordar cosas que me afectan emocionalmente.
Es curioso, que Rubius, su gato, hace dos años que ha empezado también con sus problemas de ansiedad por la comida. ¿Qué estará tratando de decirle su precioso felino?.
[ Si quieres ampliar el tema de la ansiedad por la comida en gatos, puedes leer este post ]
La simbiosis entre ellos dos es máxima, siempre han tenido una conexión profunda.
Empezamos a tratar con esencias florales a los dos, a Ángela y a Rubius. Las formulaciones son prácticamente las mismas.
Algunas de las esencias que llevaron en su momento (junto a otras más personalizadas) fueron:
- Agrimony: Para ayudar a gestionar la ansiedad en sí misma.
- Cherry Plum: Por el descontrol que supone el comer a deshoras y descontroladamente.
- Mariposa Lily: Porque por motivos familiares era necesaria una “nutrición emocional” con la mamá y gestionar ciertos aspectos con ella.
- Banana: Ayuda a volver a poner “las cosas en su sitio”, especialmente indicada en obesidad y problemas bucales.
- Chamomille: Cuando la emoción se pone en el estómago.
- Snapdragon: Si me “trago” mis emociones y mis palabras a través de la comida . Es como “morder las palabras”
Ambos están más tranquilos y si bien el proceso no es fácil, poco a poco van creando una buena base en la que Ángeles está gestionando aquellas emociones que la hicieron caer en el círculo vicioso de la comida.
Esa tranquilidad Ángeles, se la ha trasmitido a Rubius que al estar él también con flores, se siente más cómodo y vuelve a no mostrarse inquieto ni exigente. Ambos están avanzando juntos y eso facilita mucho el avance de la terapia.
Es muy importante que gestionemos aquellas emociones tóxicas que nos contaminan emocional y físicamente.
Es básico poder expresar tanto lo que nos duele como lo que nos gusta, pero hacerlo desde la calma, desde nuestra propia calma.
Las esencias florales nos ayudan a poder mirar en nuestro interior, amarnos, querernos, respetarnos y aprender cada día de nuestros errores y de nuestras emociones.
No te tragues lo que no te gusta, gestiónalo, por tí y por tu gato…porque ya sabes que ellos nos ayudan de la mejor manera que saben, aunque a veces eso les perjudique.
Consúltame
Tanto si tiene que ver contigo como con tu gato, tienes dudas o quieres iniciar un proceso terapéutico o de pautas de comportamiento felino, consúltame.
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